En el límite de Highgate se eleva una alta y brillante barrera: el Sello de Deshret. Construido en tiempos antiguos por los Maraketh,el sello cumple con dos objetivos. Mantiene a raya las hordas oscuras que acechan las minas abandonadas debajo del campamento y bloquea el paso a cualquiera que sea lo suficientemente tonto para adentrarse en ellas. Pues en el interior, en el corazón de la montaña, yace dormido un terrible mal.
Generaciones de Maraketh han custodiado el Sello de Deshret, pero su vigilia ha terminado. La criatura que está bajo Highgate, la pesadilla encarnada, se ha despertado. Ahora amenaza con desatar un segundo cataclismo que extinguirá la vida en Wraeclast.
El Despertar de la Bestia no es gentil. El núcleo mismo de Wraeclast tiembla con la violencia de su despertar. Su cruda malevolencia envía olas de corrupción que atraviesan el mundo. La criatura se hace más fuerte cada día.
En algún momento fuiste un exiliado egoísta, entregado a esta tierra para elevarte o morir. Has crecido en fuerza y renombre. Ahora una última lucha te llama, una lucha que condenará o redimirá a Wraeclast para siempre. Debes atravesar el Sello de Deshret, cruzar el umbral a la Mina de Highgate y descender a los profundos túneles. Allí encontrarás a tu enemigo, y quizá puedas encontrar un modo de asesinar a la mismísima Pesadilla.
La Bestia devora el alma de su presa y se alimenta de su fuerza vital. Aquellos que son consumidos se vuelven parte de la criatura, y existirán para siempre como esclavos de la retorcida pesadilla. Este destino es el que encontraron muchas de las figuras más legendarias de Wraeclast.
Daresso, el Rey de Espadas. Un gladiador sin igual, el mejor que el mundo ha visto. Daresso ascendió de esclavo huérfano y humilde hacia la cumbre de la gloria de los gladiadores. Abandonó la razón y la prudencia al dejarse llevar por la loca esperanza de poder purificar a su amor perdido, Merveil. La pesadilla viva de Daresso es crónica del arco que fue su penoso legado: una historia de pérdida, deseo y ambición temeraria.
El Rey Kaom de los Karui. Orgulloso y fuerte en vida, incansable en su esperanza de llevar honor y justicia a su gente. Kaom fue engañado por el llamado de la criatura, arrastrado por sus dulces susurros hacia una completa destrucción. Sus sueños de conquista no correspondidos aún viven, manifestados como una pesadilla física de rabia fundida.